No soy el único que se encuentra absolutamente superado por el tsumani de información que se puede llegar a gestionar con las herramientas sociales. ¿Cómo podemos sobrellevar esto teniendo una jornada laboral lógica y manteniendo una vida privada razonable? Hablando con compañeros de profesión la respuesta no es sencilla en absoluto, de hecho creo que no existe.
Si nuestra pareja nos repite con demasiada frecuencia eso de: «¿Pero qué haces a estas horas sentado delante del ordenador?». Dedicamos los domingos por la tarde a trabajar o nos sorprendemos twitteando mientras vamos en un taxi, por ejemplo, deberíamos plantearnos que estamos llegando a un extremo de dedicación que raya la «Dospuntoceritis».
Lo primero que no debemos hacer es caso de aquellos que nos dicen, ufanamente, que tienen absolutamente todo bajo control. O nos intentan tomar el pelo, o se engañan a si mismos, o tienen una vida verdaderamente triste, o tienen un regimiento de buenos ayudantes o no saben de lo que hablan. Es humanamente imposible.
En segundo lugar deberíamos centrarnos en la calidad y no en la cantidad. No podemos tener presencia en todas partes. Tenemos que seleccionar estratégicamente dónde queremos tener esa presencia y cómo queremos tenerla.
Otro factor importante es la gestión de nuestro tiempo. Lo que antes podíamos hacer, ahora se nos escapa de las manos y eso requiere replantearnos nuestra agenda seriamente.
Poco a poco y con constancia (recordemos el cuento de la tortuga y la liebre). El trabajo en internet es artesano y detallista, toma su tiempo y los resultados van dando su fruto. Agobiarse y querer abarcarlo todo no sirve para nada.
No olvidar nuestros objetivos. Dediquemos tiempo a plantearlos concienzudamente y sigamos el plan trazado. Si hemos trabajado bien optimizaremos resultados en función del tiempo dedicado.
No obsesionarse con estar en todo momento a la última. Pasar por alto algún detalle es humano y no vamos a poder evitarlo. No podemos exigirnos más allá de los límites porque al final, de una manera u otra, pagaremos la factura.
Ingenuidad. Hacer entender a nuestros jefes que una persona no es capaz de hacer el trabajo de cuatro e intentar convencerle de contratar el personal adecuado para no tener que invitarle a nuestro funeral.
Dicho esto y como es viernes por la tarde, se acabó por hoy.
[…] Una campaña de Social Media es una acción considerada aún novedosa, como para que los empresarios hayan podido asimilarla en […]